jueves, 23 de septiembre de 2010

Balada de Otoño

Quiero rendir así homenaje a a la estación que hoy nos visita y al gran Joan Manuel Serrat


Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados, 
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo
y el suelo 
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece 
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.

Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.

Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.

Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.

Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.

Se va la tarde y me deja
la queja 
que mañana será vieja
de una balada en otoño.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...

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